Es muy probable que, si te estás haciendo esta pregunta, notes que hay algo en tu vida que no te gusta, que te hace daño, que te impide ser todo lo feliz que te gustaría. Quizá te ayude formarte a ti mismo alguna de las preguntas que expongo a continuación… Y si la respuesta a alguna de ellas es si, tal vez sea un buen momento para comenzar a dar un cambio en tu vida.

¿Llevas un tiempo sin ánimos y triste, sin ninguna razón aparente que lo justifique?

¿Hay aficiones, rutinas y costumbres que, aunque te encantaban, ahora parece que ya no te llenan?

¿Te sientes más irritado con la gente que te rodea y con menos capacidad para gestionar tus emociones? ¿Experimentas cambios de humor extremos sin razón aparente?

¿Has perdido a una persona muy importante en tu vida y necesitas ayuda y acompañamiento para gestionar el dolor y el duelo?

¿Sientes una preocupación constante sobre tu rutina diaria que te impiden concentrarte y te genera ansiedad?

¿Experimentas dificultad o incapacidad a la hora de tomar decisiones en tu vida?

¿Crees que tienes problemas a la hora de relacionarte con la comida? ¿Sigues alguna dieta restrictiva, te provocas el vómito o utilizas algún método diurético? ¿Tienes un miedo excesivo a engordar o crees que distorsionas la forma en la que te valoras físicamente?

¿No tienes ningún problema en tu vida actualmente, pero quieres conocerte e indagar sobre ti mismo, tu pasado, de donde vienen las reacciones, pensamientos y emociones que sientes en el presente o qué es lo que quieres en tu vida?

¡Por supuesto!

Una de las primeras cosas que digo en terapia es que lo más importante es que te sientas cómodo y libre, de manera que puedas expresarte sin tabúes.  Tú mismo eres quién llevará el control de tu camino y proceso de cambio.

Únicamente me contarás aquello que quieras compartir, sin presiones de ningún tipo, en un espacio de confianza y por supuesto, de confidencialidad.

La duración de una sesión de terapia es de aproximadamente una hora, acudiendo con una frecuencia de una vez a la semana al principio para ir espaciando poco a poco las sesiones conforme vayas avanzando. Obviamente, esto último es una recomendación y como tal, eres tú mismo quien decide la periodicidad de sus sesiones.

Durante las primeras sesiones, lo más habitual es que hables más que el terapeuta, ya que de este modo se puede comenzar el proceso de evaluación y comprensión del problema. En sesiones posteriores, las intervenciones se van equilibrando cada vez más, hasta acabar estableciendo un diálogo entre ambos. Al fin y al cabo, en eso consiste la terapia, en un diálogo entre dos personas que buscan una mejoría en la salud de una de ellas.

No hay un número determinado de sesiones y, por lo tanto, no se puede dar tiempo concreto.

La duración total de la terapia depende en gran medida de las características de tu problema y del tiempo que lleve asentado en tu vida. La duración puede variar desde algunas sesiones hasta más de un año.

Es una pregunta muy habitual, especialmente si nunca has acudido a terapia. Después de haber contactado conmigo, concretaríamos un día para vernos. En el momento en que llegues a la consulta, nos sentaremos en mi despacho, te pondrás cómodo y tranquilamente me cuentas porqué has decidido acudir a terapia.

Te escucharé con atención e iré haciéndote preguntas para poder comprender mejor tus problemas, inquietudes e ir conociéndote para elegir entre los dos el método que mejor se adapte a ti. Al final de la sesión, te explicaré cómo suelo trabajar y te preguntaré por cómo te has sentido durante esta primera terapia y si crees que soy la persona que te puede ayudar.

En esta pregunta puedo dar una respuesta categórica: Si, sin lugar a dudas.

Cuando acudes a terapia, comienzas a aplicar cambios en la forma de relacionarte contigo mismo y con la gente que te rodea, por lo que tu relación con el entorno también se modifica a mejor.

Son muchas las personas que han acudido a terapia conmigo y con el paso del tiempo, los problemas que tenían en su relación fueron mermando al encontrar un modo más sano y equilibrado de relacionarse con su pareja, acorde con sus valores y objetivos vitales.

También hay personas que cuando acuden a terapia, empiezan a ser conscientes de que la relación no se corresponde con aquello que quieren en sus vidas. Y deciden finalizarla porque no era beneficiosa para su bienestar personal.

Los psiquiatras cursan  Medicina para posteriormente escoger la especialidad de Psiquiatría. El psicólogo estudia la carrera de Psicología y posteriormente se especializa con un Máster de Psicología General Sanitaria para poder realizar terapia e intervenir en la promoción de la salud mental si es desde el ámbito privado. O oposita para Psicólogo Interno Residente ( PIR) dentro del ámbito público. 

Los psiquiatras evalúan y tratan el problema a través de ese modelo médico, que se centra principalmente en la parte fisiológica del funcionamiento del cerebro y del organismo humano, sin obviar las variables psicológicas que puedan influir en el problema.

Normalmente tratan los síntomas a través de la medicación, para reestablecer la bioquímica cerebral en aquellos elementos afectados. También pueden incluir otras técnicas, trabajando incluso en colaboración con un psicólogo cuando el problema así lo requiera.

Los psicólogos utilizan un modelo psicológico de evaluación e intervención del problema, atendiendo a diferentes variables personales, sociales y culturales.

El tratamiento puede variar dependiendo de la corriente psicológica en la que esté especializado el profesional, pero suele incluir técnicas y herramientas que se enseñan y entrenan con el paciente. Para ayudarle a entender y afrontar  su problema de una forma adaptativa, tanto en el momento de la terapia como en su día a día, promoviendo su bienestar psicológico.